sábado, 11 de abril de 2009

Botchan 坊っちゃん - Natsume Soseki 夏目 漱石







Botchan 坊っちゃん de Soseki Natsume (夏目 漱石), 1867- 1916 (tenía 49 años cuando murió).
Uno de lo autores más queridos en Japón (日本) (lo tienen en los billetes de mil yenes).

En 1906 escribe Botchan, su primera novela, que obtuvo un gran éxito de crítica, en la que narra las experiencias de un profesor de Tokio destinado a provincias.
Sin duda algo biográfica, ya que estuvo dos años enseñando lengua inglesa en Matsuyama de la Isla de Shikoku, en aquel tiempo considerada como una zona fuera de la civilización, sus amigos le dieron el pésame por tal destino.
En 1900 consigue una mísera beca del Gobierno japonés para ir a Londres. Pasará allí, evidentemente, tres míseros años.
Además de las penurias económicas, nunca hizo migas con los ingleses. Cuenta que una vez que nevaba invitó a un conocido a ver como caían los copos de nieve. La carcajada que le espetó aquel zafio inglés, aún le resonaba de vuelta en su país. Parte de sus sombrías reflexiones sobre la vida inglesa serán publicadas años después en el diario japonés Asahi.

Botchan es una preciosa edición de Impedimenta que continúa con Sanshiro, del que haré una entrada al igual que con Kokoro.

Botchan comienza así: Desde niño, he tenido una impulsividad innata que me viene de familia y que no ha hecho más que crearme problemas. Una vez, en la escuela primaria, salté desde la ventana de un primer piso y no pude andar durante una semana. Alguien se preguntará por qué hice semejante tontería. Pero la verdad es que no hubo ninguna razón especial.

La lectura de Botchan es recomendable para todos. Es sencila y muy divertida. Se inicia con sus aventuras de niño y alcanza a su primer destino de profesor de matemáticas en Shikoku. Además, durante toda la obra nos habla de Kiyo, una especie de niñera, y de las ganas de ella para que compre Botchan una casa para irse con él.
Las aventuras (o desventuras) del protagonista en su destino de profesor, ocupará la mayor parte de la novela. En una comunidad pequeña, donde los alumnos parece salirse con la suya, el fracaso es seguro desde el principio.
Botchan, que es mezquino y algo gandul, se siente superior a los paletos de la zona y se dedica a poner motes a todos, los cuales seguirán a lo largo de la novela. Como antes indiqué, lectura altamente recomendable y una gran sorpresa para quienes hayan leido a otros autores japones, no tiene parecido a ningún otro.

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