jueves, 5 de noviembre de 2009

Los pilares de la tierra - Ken Follett

Es grande, pero muy grande. La edición de bolsillo tiene 1359 páginas, la traducción, de Rosalía Vázquez. Bien, primero hay que decir que es apasionante, una vez que te metes en la historia, tienes que saber qué va a ocurrir a continuación, durante días, porque se tarda en acabarla. Se construye una catedral, hay amoríos, asesinatos, violaciones, envidias...
Se desarrolla en la Edad Media en Inglaterra, siglo XII, sigue los avatares históricos y el autor construye una trama apasionante. Durante lo que se llamó la "Anarquía inglesa", caracterizado este período por la inestabilidad en el reinado y la guerra civil.

La historia se desarrolla en el priorato de Kingsbridge, lugar ficticio, pero Ken Follet recrea la época tan magníficamente que parece como si anduviésemos por sus calles. Como su nombre indica, está al frente un prior, personaje muy importante a lo largo de toda la novela, el prior Philip, tendrá un papel muy importante y será amigo de los "buenos". La construcción de la catedral será iniciada por un maestro constructor, así se llamaban antes de existir los arquitectos. Se aprendía un oficio y con el tiempo podías llegar a serlo si alguien te contrataba como tal. Nuestro maestro constructor fue Tom Builder, primero se casó con Agnes, fallecida después de dar a luz a su tercer hijo, Jonathan (al que su padre se ve obligado a abandonar y es criado por el prior), sus hermanos fueron Alfred y Martha; más tarde se casaría con Ellen, que tenía un hijo, Jack Jackson. Éste finalizará la catedral, pero será la primera catedral gótica de Inglaterra.

Esta novela es tan magnífica y con tantos personajes que es imposible en una entrada de blog hacer un resumen. Es una historia de antes contada con lenguaje actual, de ahí que conozcamos la brutalidad de aquella época, el sometimiento de los siervos, su sufrimiento, pero también su amor, su alegría, en fin, sentimientos de todas las épocas. Otra cosa, los detalles técnicos están tan bien explicados y en pequeñas dosis, que para los ignorantes en la materia no se hace aburrida, todo lo contrario, será apasionante la construcción de la catedral. Esta excelente novela, por supuesto, es de lectura obligada.

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