Y como este blog se alimenta, además de libros, de cine, no dejo pasar la ocasión de hablaros de esa canción y de quien la canta originalmente. Esa canción es Free man in the morning de la película de 1957 de Elia Kazan, A face in the crowd (Un rostro en la multitud ). Y en la película la canta Andy Griffith, que falleció el pasado 3 julio a los 86 años de edad, y quien le escucha embobada es Patricia Neal, también fallecida, pero ella hace un par de años. Esta película no es de las más conocidas de su director, que por cierto la rodó en plena "caza de brujas", creo que le dedicaré un espacio en el blog y aprovecharé para hablar de los medios de comunicación y de lo dañinos que pueden ser, sobre todo, cuando cogen a alguien y no lo sueltan hasta su completa destrucción, después se hacen cruces. Elia Kazan debía de ser un visionario, porque en aquel entonces que no había reality show y sin embargo nos habla de la crueldad de la fama, fundamentalmente con sus protagonistas. Ahí os pongo el corte con la canción que Max Dembo no podía quitarse de la cabeza
El título de la novela se lo apropia Bunker de Shakespeare de su famosa obra Ricardo III (la de, mi reino por un caballo) cuando Lady Anne le dice al malvado Gloucester, ¡Villano, tú no conoces leyes, ni divinas ni humanas, porque no hay bestia tan feroz que no sienta alguna piedad!. Aprovecho para recordar mi maravillosa noche de teatro con Ricardo III y Kevin Spacey
No sé si ya os habéis fijado, pero la novela la publicó Sajalín editores, una de mis favoritas y que me da lo oportunidad de conocer libros sobresalientes. Después de leer la magnífica novela Perro como perro (aquí comento un poco de la biografía del autor, Mr. blue), la editorial también tiene publicados de este autor, La fábrica de animales y Stark, que por supuesto no me voy a perder.
La traducción de No hay bestia tan feroz corre a cargo de Laura Sales Gutiérrez, mi ejemplar es de la sexta edición y, también, lo compre en la feria del libro. Son 414 hojas, pedazo de novelón que no podéis dejar de leer, seguir y seguir leyendo, no quiero fastidiar la lectura, pero no imaginé que terminara como lo hizo y su desarrollo, sobre todo, en la última parte de la novela, me sorprendió bastante. Pero fijaros en la foto del autor, con esa cara, qué vamos a pensar, que la cabra siempre tira pal monte.
Edward Bunker |
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