El de la foto es Romell Broom, al que no hace mucho quisieron ejecutar con una inyección letal, pero, no le encontraron la vena, a pesar de la ayuda que prestaba Romell, cambiando de postura, doblando el brazo..., después de dos horas intentándolo desistieron. Pero, esto sólo quiere decir que está aplazada su ejecución. Muy pronto, en el Estado de Ohio, lo volverán a intentar.
sábado, 19 de septiembre de 2009
sábado, 12 de septiembre de 2009
Detener la ejecución de los presos con enfermedades mentales
Copiado de la web: http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/detener-la-ejecucion-de-los-presos-con-enfermedades-mentales/
Japón (10-09-09)
Detener la ejecución de los presos con enfermedades mentales
Detener la ejecución de los presos con enfermedades mentales
Londres.- La práctica del Gobierno de Japón de ejecutar a presos con enfermedades mentales es inhumana y debe terminar, ha dicho hoy Amnistía Internacional coincidiendo con la publicación de su nuevo informe sobre el trato que reciben las personas con enfermedades mentales condenadas a muerte en Japón. En el informe, titulado Hanging by a thread: mental health and the death penalty in Japan, Amnistía Internacional condenó la práctica de Japón de ejecutar a presos con enfermedades mentales, que vulnera las normas internacionales –suscritas por Japón–según las cuales las personas con enfermedades mentales graves deben ser protegidas de la pena capital. Actualmente hay en Japón 102 personas condenadas a muerte que no saben si serán ejecutadas ni la fecha de su posible ejecución. Quienes han llegado al final del proceso legal se ven obligados a esperar la ejecución todos los días, afrontando una condena que puede cumplirse con sólo unas horas de aviso. Para ellos, cada día puede ser el último, y la llegada de un funcionario de prisiones con una orden de ejecución supondría su ejecución en unas horas. Algunos viven así año tras año, en ocasiones durante décadas.“Permitir que un preso viva durante un largo periodo bajo la amenaza diaria de una muerte inminente es cruel, inhumano y degradante. El trato que se impone a los presos condenados a muerte en Japón supone exponerlos a un gran riesgo de desarrollar enfermedades mentales graves”, ha dicho James Welsh, experto en Salud de Amnistía Internacional y principal autor del informe.“El trato de los presos en espera de ejecución debe mejorar para evitar que desarrollen graves problemas de salud mental.”Se desconoce el número exacto de presos en espera de ejecución que sufren enfermedades mentales en Japón. La pena de muerte y la salud de los presos están rodeadas de gran hermetismo, y la falta de vigilancia por parte de expertos independientes en salud mental ha hecho que se acuda a testimonios y documentación de segunda mano para evaluar el estado mental de estos presos. La política del Gobierno es no permitir acceder a ellos y las peticiones de acceso de Amnistía Internacional han sido denegadas.Amnistía Internacional halló que a los presos condenados a muerte no se les permite hablar entre sí, una restricción reforzada por el estricto régimen de aislamiento al que están sometidos. El contacto con familiares, abogados y otras personas puede estar limitado a visitas de tan sólo cinco minutos. No se les permite moverse salvo para ir al baño, y deben permanecer sentados en su celda. Además, tienen menos acceso al aire libre y la luz del sol, y más probabilidades de sufrir castigos extra por infringir las estrictas normas que se les imponen.“Estas condiciones inhumanas aumentan la ansiedad y la angustia de los presos y en muchos casos los empujan hacia la enfermedad mental”, ha dicho James Welsh. Los estudios de Amnistía Internacional en todo el mundo han demostrado que las personas que sufren enfermedades mentales corren especial peligro de acabar en el pabellón de los condenados a muerte. Los desórdenes mentales pueden inducir a la comisión de crímenes, incidir negativamente en la capacidad de un acusado de participar en una defensa legal eficaz y es probable que desempeñen un importante papel en la decisión de los presos de no continuar con el proceso de apelación. El informe pide al Gobierno de Japón que establezca una suspensión de las ejecuciones con vistas a abolir la pena de muerte. También le insta a que revise todos los casos en los que la enfermedad mental pueda ser un factor pertinente, a asegurarse de que los presos con enfermedades mentales no son ejecutados y a mejorar las condiciones de los presos para que no sufran un deterioro en su salud mental ni desarrollen enfermedades mentales graves. Amnistía Internacional insta al Gobierno de Japón a que muestre su firme compromiso con los derechos humanos ajustándose a las normas internacionales de derechos humanos.
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lunes, 7 de septiembre de 2009
I Just Didn't Do It (Soredemo, Boku wa Yattenai) - Masayuki Suo
"Aún así, no lo hice", es la traducción de Soredemo, boku wa yettenai, (I Just Didn't Do It, título internacional), película dirigida y escrita por Masayuki Suo (周防正行, Suo Masayuki), que también compuso la música. Este es el director de la deliciosa "Shall we Dance?" (¿Bailamos? 1996), por favor, no confundir con el bodrio de Peter Chelsom con Richard Gere y Jennifer Lopez.
En ambas películas, cómo no, Koji Yakusho. En, Soredemo, boku wa yattenai , tiene un papel secundario, hace de abogado defensor. De "Shall we Dance?, hablaré en otra entrada."Soredemo, boku wa yattenai" trata de un chico, llamado Teppei Kaneko (Ryo Kase) que es acusado por una joven de "tocamientos" en un vagón del metro de Tokyo (algo que por lo visto está al orden del día, y es que las japonesas son tan educadas que ni cuando las están metiendo mano se quejan y si lo hacen, lo hacen tan bajito que apenas nadie las oye). Cuando se abren las puertas del vagón, ella coge el brazo de quien cree que le hizo tocamientos y así empieza el calvario de Teppei. Desde el principio de la película, los espectadores sabemos que el chico no lo hizo y así él lo hace saber a todos, sin embargo, los policías y el abogado de oficio, le aconsejan que se declare culpable, pagará una multa y se irá para su casa. Él se niega, insiste una y otra vez en que es inocente y que no reconocerá su culpabilidad, aunque eso le acarree seguir en la cárcel hasta que finalice el juicio.Y esto es la película, nos enseña cómo es el sistema judicial japonés. Un puro desastre. Los japoneses siguen con la Constitución de 1947 impuesta por los americanos después de la II Guerra Mundial (sin embargo, no ha sido reformada en lo más mínimo a pesar de su imposición) y sus Códigos (del siglo XIX) en un principio, importados del modelo francés, para el procedimiento penal (después de la Constitución se acerca más a la práctica norteamericana) y del alemán, para el civil (también se modifican, los libros referentes a la familia y las sucesiones, al aprobarse la Constitución, eliminando la discriminación de la mujer y la preferencia del primogénito). No estoy diciendo con esto que era mejor lo que tenian. todo lo contrario. Sin embargo, la mentalidad del japonés no ha evolucionado tan rápidamente.
La sentencia en el juicio de Teppei es de culpabilidad y le condenan a tres meses de prisión. En definitiva, una crítica al sistema judicial japonés en la que no queda muy bien, pues, "inocente hasta que se demuestre lo contrario" no está aún asumido, todo lo contrario, hay que demostrar la inocencia.
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