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miércoles, 14 de abril de 2010

De qué hablo cuando hablo de correr 走ることについて語るときに僕の語ること - Haruki Murakami

Otra vez tenemos a Haruki Murakami (村上 春樹 Murakami Haruki), De qué hablo cuando hablo de correr (Hashiru koto ni tsuite kataru toki ni boku no kataru koto - 走ることについて語るときに僕の語ること). Esta vez, al igual que en diciembre pasado (El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas), por mi parte es muy bienvenido.
El título lo parafrasea de "su venerado" autor Raymon Carver, De qué hablamos cuando hablamos de amor.
Primero, todos y todas, a quienes les guste Murakami y a quienes no, o no hayan leído nada él, a quienes les guste hacer deporte y leer o escribir, o sólo hacer deporte o sólo leer o escribir, para quienes dicen que estos japoneses..., hay que leer este librito, lectura obligada. Yo compré dos ejemplares más para regalarlos a una amiga y a un amigo, no quiero volver a oírles decir (como en las últimas vacaciones) que no tienen tiempo para hacer deporte, si un tipo como Murakami, con una producción literaria tan grande, es capaz de participar todos los años en un maratón y en un triatlón, hasta una vez participó en un ultramaratón (100 km), eso requiere tanta dedicación diaria, que los demás, sí podemos dedicar 50 ó 60 minutos diarios (bueno, días alternos) al ejercicio físico. Ese latinajo que conocemos desde pequeños Mens sana in corpore sano creo que es muy acertado y Murakami nos lo hace sentir de tal forma, que dan ganas de ponerse las zapatillas y salir a correr, lo de coger la pluma ya lo veo más difícil.
Tusquets publica este libro traducido por Francisco Barberán, disfruté mucho de la lectura. Además, 13 fotografías de Murakami en distintos momentos de sus competiciones, como la que vemos a la derecha, está hecha en el kilómetro 12 en la avenida Maratón, Grecia (fotografía de Masao Kageyama).
Dice tantas cosas este libro en tan poco espacio. Transmite tantos sentimientos. Además, de hablarnos del día a día del corredor, habla de los escritores, del talento, de aquellos que lo tenían de forma natural, un talento inmarcesible que les permite escribir obras cuya calidad nunca disminuye, como Shakespeare, Balzac, Dickens..., gigantes. Los que no somos gigantes... tenemos que ir ingeniándonoslas en muchos aspectos.
En el epílogo recuerda a algunas personas con las que se cruzaba cuando corría y dedica el libro a todos los corredores con los que se ha cruzado, a los que adelantó, a los que le adelantaron.
La fotografía de la izquierda es de la portada del libro publicado en Japón.
Al final, con su humildad que desprende a lo largo del libro, dice que si algún día quisieran grabarle un epitafio, le gustaría que dijera:
HARUKI MURAKAMI
Escritor (y corredor)
(1949-20**)
Al menos aguantó sin caminar hasta el final

4 comentarios:

José Núñez de Cela dijo...

Ahora mismo estoy con "El fin del mundo..." y no acaba de gustarme tanto como otras novelas, pero espero que lo consiga.
Por tu entrada, parece que el nuevo libro es una opción de cara al próximo 23/4, aunque mi tiempo de corredor ya pasó, cada vez salgo menos y lo he cambiado por la piscina, supongo que es itercambiable no?

un saludoi

cosas de bara dijo...

Hola José,
¿Qué tal?. Tengo que decirte que, ”El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” (piensa que lo publicó en 1985), es de los libros de Murakami que más me gustan.
Sobre el “De qué hablo…”, no es ni un ensayo, son cosas que cuenta Murakami sobre su preparación para los maratones (sin ansias para ganar, sólo participar) y parece que lo escribió para que nos concienciemos (yo creo que es esa su intención) en tener una vida sana, es un ex fumador y hace un poco de proselitismo (para el día 23 magnífico.)
Lo de la piscina me parece que Murakami San, lo vería estupendamente, no todos podemos tirarnos a correr por esos mundos, hasta caminar con un poco de garbo sirve, al menos eso creo yo.
Hasta otra,
Bara

Moisés P. dijo...

Pues yo me apunto este Bara,,,aunque cuando acabe Jose con el suyo, ya me tiene en espera para dejármelo...
saludos

cosas de bara dijo...

Hey Moisés,
¿os dejáis los libros?, yo no los dejo, así me torturen, si alguien quiere un libro prestado, que se vaya a una biblioteca pública
(no en la que se metió Kafka Tamura, que menudo antro).
Hasta otra,
Bara