Flipper fue una serie de la televisión de los años sesenta y Ric O'Barry el entrenador de los delfines que aparecen en esa serie. Todo esto lo cuenta Ric en el documental The cove, 2009, y al que dieron el Oscar 2010 al mejor documental, dirigido por Louie Psihoyos.
Sólo algunos documentales, como los de Michael Moore, llegan a la cartelera, The cove es uno de los privilegiados. Tiene el formato de una película, su duración es de una hora y media, además, suspense y dramatismo, los distribuidores se arriesgan y creo que con bastante éxito. Sin duda, ayuda bastante la cantidad de premios que cosechó por todo el mundo desde su estreno, salvo en Japón, primero había sido prohibida su exhibición, pero parece ser que sí se va a distribuir allí, según las últimas noticias, porque sí la exhibieron en un par de cines de Tokio
Cuando vi esta película, hace ya algunos meses, me quedé traspuesta. Ese tipo, Ric, que no sabía nada de él, pero según cuenta ganó mucho dinero, capturó a cinco delfines y los entrenó para la serie de Flipper, estuvo siete años con la serie, hasta que finalizó.
Cuenta que siempre supo de la inteligencia de estos cetáceos, pero la vida que llevaba de lujo hacía que no pensara en el daño que les producía hasta la muerte de uno de ellos, Cathy, que murió en sus brazos, el delfín se había suicidado.
Bueno, este episodio me pareció un poco exagerado, tal vez haya ocurrido así. También nos habla de como funcionan los delfinarios, cómo sufren los delfines, lo que se oculta y que los espectadores no vemos, explica que son animales que no pueden vivir en cautividad.
Además, habla de dos ayudantes asesinadas, insinuaba que las habían matado por sus actos en defensa de los delfines.
Sin embargo, todo esto es una introducción, nos quiere hablar de Taiji, localidad del suroeste de Japón, lugar de paso de los delfines y del secreto que quieren preservar los pescadores y autoridades del país.
Son acorralados en una bahía. Primero, escogen los delfines el personal del acuario, el resto es pasado por el cuchillo. En estos momentos, con mi lágrima fácil, estaba llorando a moco tendido.
Nos preguntamos qué hacen con tanto delfín muerto, pues, comerlo. La población no lo sabe y en muchos casos pasa como ballena. No sé que será peor, comer ballena o delfín, creo que viene a ser lo mismo.
Los pescadores se muestran muy violentos con el equipo que intenta filmar.
Otra denuncia del documental son los niveles altos de mercurio que tienen los delfines y, por supuesto, pasan a la población.
Película muy didáctica, a pesar de buscar la lágrima fácil, pero en ocasiones es necesario para llegar al gran público una denuncia, en este caso creo que muy justificada.
2 comentarios:
Estoy pendiente de verla... ahora aún más. gracias por tus comentarios
Hola José,
Yo creo que no te defraudará.
Un saludo
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