John Grant, es un maestro de escuela que tiene unos días libres y un cheque de ciento cuarenta libras, el salario de seis semanas, también guarda en la cartera algunos billetes de veinte libras, podría haber ahorrado más, pero la cerveza es cara en Tiboonda, y un hombre o se dedica a beber o le entran ganas de volarse la tapa de los sesos.
Se dirige a Sidney, cogerá el "tren de los viernes", esta noche estará camino de Bundanyabba y al día siguiente por la mañana embarcará en un avión y el domingo un baño en el mar. Él es un australiano de la costa..., el mar con sus mareas subiendo y bajando, un día tras otro, y él todo un año sin verlo.
Hay momentos en esta novela que quisiera que no estuviesen tan bien escritos, me hacían sentir como si estuviese allí, en medio de ese pueblo inhóspito, bajo aquel calor sofocante, bebiendo cerveza (esto al principio parece placentero, pero llega un momento que la acabas odiando), matando canguros, la cacería es... salvaje, no sé si es un buen calificativo, no creo que describa bien todo el asco que da.
A Kenneth Cook no le conocía hasta que Sajalín editores me lo dio a conocer con los relatos humorísticos del Koala asesino y antes de terminar de leer este libro, Seix Barral nos anunciaba la publicación de Pánico al amanecer. Traducción de Pedro Donoso. La ilustración de la cubierta, que me gusta mucho, es de Miguel Sánchez Lindo. No os perdáis esta historia.
En 1971 presentó Ted Kotcheff en el festival de Cannes una película basada en esta historia que llevaba por título Wake in fright, al igual que la novela, pero también conocida como Outback (se llama así la zona interior y casi despoblada de Australia), espero tener oportunidad de verla. Película perdida durante muchos años, una copia fue restaurada y vuelta a proyectar en 2009 en el mismo festival de Cannes.
Kenneth Cook |
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