No tengo ningún libro, ni siquiera noticia o recomendación, en el blog de Kazuo Ishiguro (石黒一雄), simplemente porque no es japonés: es un autor británico de origen japonés. Seguramente tuve este pensamiento en algún momento cuando inicié el blog; ser friki es lo que tiene, pero poco a poco me estoy "universalizando" y hay un mundo literario y cinéfilo que estoy descubriendo.
Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki en 1954; su madre vivía allí cuando los americanos lanzaron la bomba atómica sobre la ciudad. A su padre, que era oceanógrafo físico, le ofrecieron un trabajo en el National Oceanography Centre en 1960, por lo que se fueron a vivir a Guildford, una ciudad a 43 kilómetros de Londres. Kazuo Ishiguro no volvió a Japón hasta 30 años después, y eso porque fue invitado por The Japan Foundation. De hecho, el propio autor ha comentado muchas veces que su Japón es un lugar "imaginario", construido a través de los recuerdos de sus padres, ya que su educación fue totalmente británica.
Supongo que tendré tiempo de hablar de él en otra ocasión, pues ha publicado mucho y muy bueno. En 2017 le dieron el Premio Nobel, algo que me decepcionó mucho en su momento porque no se lo dieron a mi amado Haruki Murakami, aunque reconozco que Ishiguro ha sido un dignísimo ganador.
El libro que te traigo, Nunca me abandones (Never Let Me Go), se publicó en 2005. Yo lo leí el año pasado y me impresionó mucho. No pienso contarte nada de su historia para que tengas las sensaciones que yo experimenté, aunque eso sea algo imposible: cada uno tiene sus circunstancias vitales, sus lecturas previas, etc., y el mismo libro no nos provoca las mismas emociones.
No sabía nada del libro, solo que es una historia distópica, melancólica y muy emocional; no sé qué más decirte de ella sin destripar el argumento. Como curiosidad, te cuento que el título hace referencia a una canción ficticia de jazz de una cantante llamada Judy Bridgewater, un detalle que tiene un gran peso simbólico en la trama. El género literario de la novela es el de aprendizaje, término conocido en alemán como Bildungsroman.
De esta novela, Mark Romanek dirigió una película en 2010. No está mal, pero como conocía la historia, tuve un nudo en la garganta todo el tiempo y con el deseo de que terminase diferente al libro.
En fin, si te adentras en Nunca me abandones, creo que no te arrepentirás.


