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sábado, 7 de julio de 2012

El precepto roto 破戒 - Shimazaki Toson 島崎 藤村

Montse Watkins es la traductora de la novela  El precepto roto破戒 (Hakai), publicada por la editorial Satori. Andaba  yo paseando por las casetas de la última feria del libro y en cuanto vi su nombre en la portada del libro, lo cogí y no lo solté. Después comencé a leer de qué trataba.

Supe de Montse Watkins cuando leí Indigno de ser humano 人間失格 y le cogí cariño, así que cualquier libro donde aparezca su nombre, me lo llevaré.

La religión siempre trae problemas, da igual de la que hablemos, además, de poner idiota el cerebro del creyente, tiene la cualidad de separar a los humanos, así (por lo que se refiere al libro que traigo hoy), el budismo, el shintoismo y hasta el confucionismo, todo junto y alguna cosa más, establecen un sistema de castas en Japón, que se hace oficial en el siglo XVII, durante el periodo Edo (1603-1868), cuando los shogunes de la familia Tokugawa gobiernan Japón.

La pirámide de las castas era la siguiente, primero los samuráis (cobraban su paga en arroz), debajo los campesinos (eran la base de la economía del país), después los artesanos y los comerciantes y por último los parias, por su nacimiento, los eta, 穢多, posteriormente llamados burakumin 部落民.

Aunque los eta "muy contaminados" por su actividad con la muerte, cazadores, ganaderos, curtidores.., se distinguían de los hinin, 非人, "no personas": mendigos, vagabundos, actores, algunos delincuentes y los supervivientes del doble suicidio por amor, esto último y muchas cosas más, nos lo cuenta Carlos Rubio en la introducción del libro, que es conveniente leer, antes o después de la lectura de la novela.

La condición de eta se heredaba y la de hinin se adquiría como castigo, por ejemplo, para evitar la pena de muerte. El sistema de castas perduró hasta finales del siglo XIX y supone el fin del sistema feudal japonés.

El registro de familia, koseki, 戸籍, donde deben inscribirse nacimientos, matrimonios, muertes, divorcios...,se remonta a cientos de años, es utilizado hoy en día para conocer si el futuro yerno, nuera o trabajador es un eta. Esta práctica está prohibida, pero la discriminación continúa hoy en día y es un tema tabú en la sociedad japonesa, se cree que hay más de tres millones japoneses burakumin, muchos de ellos se han asociado para así presionar al Gobierno y mejorar sus condiciones de vida, por otra parte, al no tener obligación de estar confinados en ningún territorio y como no pueden ser identificados por rasgos externos, son muchos quienes ocultan quienes fueron sus antepasados.

En el precepto roto, Ushimatsu Segawa, profesor de primaria, es un eta pero nadie conoce su condición gracias a los desvelos de su padre y éste le hizo prometer que jamás lo confesaría. Y este es el debate durante toda la novela, Segawa lo quiere confesar pero, además, de haberlo prometido a su padre de que no lo haría, también le da miedo por las consecuencias que acarrearían y no serían otras, que la exclusión social. En cuanto a su autor, Shimazaki Toson 島崎 藤村, 1872 -1943, pertenece al llamado naturalismo japonés. La introducción de Carlos Rubio nos explica sus peculiaridades. Publicó el precepto roto en 1906 siendo un gran éxito. 

La novela, por estas connotaciones de denuncia social y sabiendo que en nuestro tiempo aún perdura la discriminación de una minoría, es sobrecogedora y muy interesante, en el sentido que con su lectura conocemos un poco más este gran pueblo, Japón.
Shimazaki Toson

4 comentarios:

Icíar dijo...

¡Qué buen libro! Por el cariño que le has cogido a la traductora, supongo que una de las razones es que sus trabajos son implecables. Me lo llevo. Todo lo que cuentas que aborda el tema, también me intersa una barbaridad. Así, que ya te digo que este libro va a ser uno de los viajes que vaya a hacer en un futro de lo más cercano.

cosas de bara dijo...

Montse Watkins en 1985 se fue a Japón, estudia el idioma y se empapa de la cultura nipona,
fue una enamorada del país; allí junto a otros dos traductores funda la editorial Luna Books;
además, fue corresponsal de la agencia EFE, también escribió libros propios.
Cuando tenía 45 años falleció.
En fin, una tragedia, después de tanto luchar y de buenas a primeras todo se acaba.
Bien, así es la vida, pero le he cogido cariño a esta barcelonesa por esa fuerza que creo que tenía, no todo el mundo se lía la manta a la cabeza
y se va al otro lado del mundo.
Espero que disfrutes el libro,
yo creo que sí, sobre todo,
por lo desconocido del tema que trata.
Saludos Iciar,
Bara

Icíar dijo...

No, casi nadie haría algo así. Ya está. Gracias por satisfacer mi curiosidad. Pedido para este verano.

cosas de bara dijo...

Ha sido un placer, espero tu comentario del libro.