Me gusta viajar y conocer otros países, otras gentes, y cuanto más exóticas (al menos desde mi punto de vista), mejor. Saber cómo viven, cómo piensan, qué hacen para divertirse, cómo son sus artistas. Pero cuando veo programas tan desgarradores como el que nos trae esta vez Jon Sistiaga, por momentos pienso que no puede ser, que un lugar así no existe, que nos está contando una historia para no dormir.
El mundo es un asco y el ser humano, que es el jefe de todo esto, una alimaña. Cómo organizar un genocidio es el título del reportaje que nos acerca al genocidio que hace 20 años hubo en Ruanda.
Haber vivido aquellas matanzas y todas las mañanas ver la cara del asesino de tu familia, tiene que haber algo muy valioso en tu interior para poder seguir viviendo. Pero intento ponerme en su lugar y creo que yo no podría, ni siquiera, perdonar.
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