Ella quiere ser su amiga, les quiere mucho, pero, ¡son tan pobres!, encima de ser pobres son intocables, no tienen derecho a nada, madre del amor hermoso. Solución: (spoiler) viene a Barcelona y ¡zas!, una ONG y dinero para los pobres niños nepalíes.
No seré yo quien diga algo malo de Icíar Bollaín, me cae muy bien y respeto mucho su trabajo, pero esta película es..., como lo diría de una forma suave... un poco tonta.
La profesora, Laia, Verónica Echegui, es irritante, llega un momento que te dan ganas de levantarte de la butaca y lanzarte a la pantalla y darle bofetadas.
La culpa no es de la actriz, evidentemente (pero si sus manos estuvieran un poco más quietas los espectadores no cansaríamos tanto de sus idas y venidas), Icíar Bollaín debió quedar exhausta con la dirección de los actores y actrices novatos que a Echegui la dejó de lado. El guión es flojo y el montaje con errores. El doblaje es de lo peor que nos podamos echar a la cara, un poco de contención y trabajar bien, porque para hacer eso es mejor en su idioma original, el que fuese.
En fin, destaco la fotografía de Antonio Riestra. De todas formas, es una película interesante porque nos muestra una realidad que, desafortunadamente, está muy presente, siendo los niños los protagonistas de gran tremendo drama, miseria, malos tratos, prostitución infantil. Demasiadas denuncias en una película.
En cuanto a las nominaciones a los Goya de este año, mejor actriz, esto debe ser por la escena de Verónica Echegui revolcándose bajo una tormenta de esas que hacen época, inexplicable. En cuanto a la nominación al mejor guión, bueno, alguna broma tienen que tener las nominaciones, como presenta la gala Eva Hache.
Conclusión: Aunque parezca contradictorio, no me arrepentí de ir a ver la película, todo lo contrario. A los amantes de todo lo que sea Asia, os gustará. De nuevo el tráiler, lo cuenta todo, no hace falta ver la película, otra vez, ¡madre del amor hermoso!, así no se ganan espectadores.
Reparto:
Verónica Echegui, Laia
Norbu Tsering Gurung, el marido
Sumyata Battarai, la amiga
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| Icíar Bollaín |
