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viernes, 26 de diciembre de 2025

¡Kenzaburo Oe 大江 健三郎: Del abismo de 'Una cuestión personal' a la luz de '¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era! 新しい人よ、眼ざめよ



En una anterior entrada, compartí contigo mis impresiones sobre Una cuestión personal. En aquel entonces, nos asomábamos al abismo de un Kenzaburo Oe joven, atrapado en la angustia existencial de un padre que, ante el nacimiento de su hijo con una grave discapacidad, se debatía entre la huida cobarde y la aceptación dolorosa. Tenía pendiente en mi lista de borradores retomar su obra con "¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!", y su fallecimiento en marzo de 2023 me ha empujado finalmente a cerrar este círculo literario.

Si en Una cuestión personal el tono era crudo, casi asfixiante, en esta obra asistimos a una metamorfosis asombrosa. El protagonista ya no es aquel "Bird" desesperado; es un hombre que ha madurado a través de la paternidad y la literatura. Aquí, la figura de su hijo —llamado Eeyore en la ficción— ya no es una carga, sino el centro de gravedad de su mundo. Como bien dijo el propio Oe: "La vida es un significado que buscamos a través de nuestras experiencias". En este libro, él nos ofrece un viaje de autodescubrimiento, un recorrido que crea un puente entre lo personal y lo universal. 

Lo que hace especial a esta pieza es cómo Oe utiliza las profecías y poemas de William Blake para interpretar su realidad. Blake no es solo una referencia académica; es la lente a través de la cual el padre intenta explicarle el mundo a su hijo y, a la vez, entenderse a sí mismo. Oe convierte su dolor en una melodía que resuena con la belleza de las pequeñas cosas, transformando las agonías de su tiempo en símbolos de esperanza. 

En el Japón de los años 80, un país aún luchando por redefinir sus valores, la obra de Oe se erigió como un faro de luz en la oscuridad. Al reflexionar sobre su historia y su relación con Hikari, podemos apreciar cómo el amor y la creatividad pueden florecer incluso en las situaciones más desafiantes. 

Es imposible leer estas páginas hoy sin sentir la emoción de saber que esa lucha literaria tuvo un correlato real y luminoso. Kenzaburo Oe nos dejó a los 88 años, pero su legado más vivo no está solo en sus libros, sino en su propio hijo, Hikari Oe

Aquel bebé cuyo destino parecía tan oscuro en las primeras novelas de su padre tiene hoy 60 años y se ha convertido en un reconocido compositor de música clásica. Hikari, que apenas habla, encontró en el piano y el pentagrama el lenguaje que el mundo le había negado. Al final, el "idiota" de sus primeras ficciones resultó ser el maestro que le enseñó al Nobel que la belleza siempre encuentra una grieta por la que salir. 

Como lectores y seres humanos, ¿cómo interpretamos la búsqueda de significado en nuestras propias vidas? Oe nos invita a encontrar respuestas en la conexión con otros y en el arte. Espero que, al leer sus obras, encontréis recursos para enfrentar vuestros propios abismos existenciales.



                             Kenzaburo Oe